Berna está bien. Así sin guía y dedicándose solo a ver la ciudad paseando por las calles sin un objetivo claro, se ve en una mañana: cruzar uno de los puentes por encima del río, un par de plazas y miradores, los osos y el jardín de rosas (sin rosas en esa época). Mientras, callejeas y ves los relojes, las calles y eso. No hay más. Comimos allí antes de irnos y en nuestro afán de conocer todas las culturas y gastronomías acabamos en un restaurante... italiano. Ese es nuestro estilo, chino e italiano. En Suiza. Pasta y pizza. Bastante buena pero poca novedad. Una de las cosas más bonitas de todo el viaje fue que para tener tanta nieve y tanto lago, venden el agua como si fuera oro. Medio litro aproximadamente 5 francos. Si pedías el litro entero la ganancia era considerable, unos 9.8 francos more or less. Salía mejor un refresco o la cerveza pero qué le voy a hacer, llamadme gourmet pero cuando llevo todo el día andando sin beber apenas, me gusta comer con agua y no con cerveza. Así soy yo.
Lo que viene a ser Berna. |
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