La trilogía se sitúa en un futuro distópico en un país llamado Panem. Debido a las guerras, la humanidad ha quedado prácticamente destruida y el país se ha organizado en 12 distritos y un Capitolio. Los 12 distritos viven en un régimen de semi esclavitud y pobreza proporcionando al Capitolio los recursos necesarios para vivir con todo tipo de lujos. Esto es así porque el Capitolio fue el ganador de la guerra y el que impuso sus condiciones a los demás distritos. Además, tras la guerra, se implantaron los Juegos del Hambre: una vez al año, cada uno de los distritos envían a un hombre y una mujer, niño o adolescente, a participar en una especie de concurso a muerte. Trasladan a los 24 tributos -así es como se conoce a cada uno de los participantes en los Juegos- a un escenario ideado para el concurso para que intenten sobrevivir a los peligros que les acechan y a los propios tributos rivales que intentarán matarlos ya que sólo puede haber un vencedor.
El primer libro se centra en los Juegos del Hambre. Está bien, se lee rápido y te deja con ganas de más porque se intuye que la historia de Panem va a empezar a cambiar. El problema es que el segundo, En llamas, se vuelve a centrar en los Juegos del Hambre cuando creo que es una cosa que ya no interesa. Da la sensación de ser una especie de relleno para que sea una trilogía y para que, ya que la trilogía tiene el nombre de los Juegos, no sean un mero efecto secundario de la trama. Se podía haber hecho más de otra manera.
El tercero, Sinsajo, tiene un problema parecido al segundo, creo que no acaba de sacarle todo el provecho que se le podría haber sacado a la historia y al escenario. El final parece demasiado forzado y no parece lógico la manera en que van sucediendo las cosas. Da más la sensación de ser un "hasta aquí hemos llegado y se acabó".
En general, a partir del segundo y tercer libro, los personajes se empiezan a perder en ciertas confusiones que no parecen llevarles a ninguna parte. Empiezan a darte igual y no ves el sentido a muchas de las cosas que ocurren. Por otro lado, la autora parece estar más obsesionada en tratar el tema de la propaganda, el poder de la televisión y el hecho de que en las guerras no hay ni buenos ni malos, que en hacer una buena historia.
Me decepcionó porque el segundo y el tercer libro no desarrollan lo que parecía prometer el primero y el comienzo del segundo. Creo que el escenario y los personajes eran lo suficientemente buenos para llevar la historia por otro camino y aún así reflejar lo que parece querer la autora.